Fantasías sobre la realidad y ocurrencias varias







lunes, 6 de junio de 2011

MISTERIOS INSONDABLES I

¿Por qué les gusta tánto a los hombres cualquier cosa que suene como un motor? ¿Tienen los oidos taponados o qué? El ruido infernal de un taladro, una lijadora o una motosierra es para ellos música celestial y si encima el trasto funciona con gasoil entonces ya es el paraíso de los sentidos.  Se quejan de lo mucho que hablamos las mujeres y son capaces de estar horas oyendo una máquina sin inmutarse. Lo que les fastidia, en el fondo, no es que hablemos, está claro que el ruido no les afecta, lo que les mata es tener que prestar atención por si les preguntan algo.
Llevo toda la tarde oyendo uno de esos artilugios y ya conozco toda la gama de estridencias que es capaz de producir según la potencia empleada. De vez en cuando se para, pero vuelve a la carga una y otra vez. Es como música aleatoria, pero sin música y con mucha mala suerte. La de no haber sido capaces de inventar estas máquinas con una voz incorporada haciendo preguntas del tipo “¿has chequeado los pilotos de seguridad en el panel inferior izquierdo para el modelo XL700 o en la solapa anterior derecha para el XL750?” o “¿has verificado que las condiciones ambientales de temperatura y humedad son las adecuadas para el modo Megavrrrroummm que acabas de seleccionar?”. O mejor todavía: “¿quieres que hablemos de lo que te preocupa tánto que hace que me hayas utilizado un promedio de 3,5 horas diarias en la última semana?” Seguro que se les pasaba de golpe la pasión por el bricolage sinfónico y la jardinería terminal. Lo que sigo sin explicarme es por qué les gustaba tánto el Coche Fantástico.

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