Fantasías sobre la realidad y ocurrencias varias







sábado, 7 de mayo de 2011

PRIMUM VIVERE

Clara se sentó en una terraza de la playa dispuesta a saborear el mediodía ojeando la prensa y disfrutando de un merecido aperitivo. Por la mañana había limpiado el piso, puesto una lavadora y todavía le quedó tiempo para ir al mercadillo a comprar la verdura y la fruta que su madre le había puesto en la lista.  Se dispuso a olvidar que aún le quedaba por delante hacer la comida,  las declaraciones de la renta de media familia y ordenar el papeleo que se había ido amontonando durante la semana para poder afrontar el lunes sin distracciones ni agobios en su exigente trabajo. Ahora tocaba entregarse al placer de un mediodía en la playa, sin más preocupación que la de acompasar la lectura con la admiración del paisaje y un picoteo. El camarero, un joven con unas anacrónicas patillas y gafas de pasta, apareció oportunamente a su lado.
-Buenos días señora, ¿qué va a tomar?
-Buenos días, tráigame una caña, por favor, y querría también algo para picar.
-Bien, ¿ha decidido ya o puedo tal vez sugerirle algunas tapas?
-Bueno, había pensado en algo de calamar o pulpo…
-Tenemos unos rejos de calamar que son una vergüenza para la especie de lo blandos que están. Sabrosos, sí, pero si quiere entretenerse con ellos, mucho no le van a durar, ¿cómo le diría?, hay esencia, pero la materia es endeble.
-Ya, pues póngame media ración, que quiero alimentar el espíritu y el cuerpo a partes iguales.
-¿Querría acompañarlo con algo de pan con alioli?
-Pues estaba pensando más bien en unas papas con mojo…
-Me temo que sólo puedo ofrecerle unas papas sin ninguna conciencia de clase adobadas con una salsa aburguesada y más bien sosona.
-Vaya, pues entonces póngame unas aceitunas.
-Bien, aunque le advierto que se trata de aceitunas nihilistas, sin hueso, sin pimiento y sin anchoa.
-No se preocupe, ya le daré yo sentido a su existencia.
-Estupendo, ¿la caña la prefiere de cerveza nacional o importada?
-Ah, la dialéctica, ya sabía yo que faltaba algo. Tiene trampa, ¿verdad?
-Me pone usted en un dilema.
-Pues lo dejo enteramente a su criterio, me conformo con que no me la sirva en un vaso de tubo.
-Me está obligando a tomar una decisión ética.
-¿A que fastidia?
-Sobremanera. Nunca pensé que el oficio de camarero pudiera reportarme tantos conflictos teniendo una licenciatura en Filosofía y Letras.
-Ni yo que un aperitivo en la playa me supusiera tanto desgaste intelectual.
-Puta crisis.
-Pero perra, perra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario