Iba a escribir un artículo muy sentido sobre la idiosincrasia canaria y la genialidad que habita en la España periférica, pero no me voy a explayar. Basta fijarse en la pancarta del centro para entender que no nos duelen prendas a la hora de expresarnos cuando de fuera vienen esgrimiendo tijeras que amenazan con dejarnos a todos escribiendo como hablan los personajes de Morgan. La forma de hablar es otra historia. La zeta no la pronunciamos porque no nos da la gana y el de Garda reserva la ele para mandar a la mielda al que viene a corregirlo, pero podemos reirnos de nosotros mismos con tal de hacer un chiste del memo que se empeña en impedir que podamos seguir haciendo juegos de palabras. Algo que requiere conocer ortografía, gramática y semántica y que es de lo que se ocupa, entre otras cosas, la Educación.
Foto de Loly Betancor. Gracias compañera.
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