Silencio de radio. Como si una sordomudez absoluta se hubiera apoderado del universo. Ni si quiera se oye el crepitar de un ruido de fondo. Es el mundo envasado al vacio y ningún sonido reverbera en ninguna parte. La nada se desliza devorando ecos y extinguiendo resonancias. Y, como en el cuadro de Munch, todo se reduce al fantasma de un grito horrorizado, que ni siquiera puede oir quien lo profiere. Otra capa de tiniebla con la que amortajar el alma.
A veces, la sensación que nos deja el día o , incluso hasta el momento concreto de un día cualquiera, es justamente ese: el que tú describes , muy acertadamente, en estas líneas.
ResponderEliminarNo hace falta ser muy listo para darse cuenta de que la vida es algo que nos falla demasiadas veces. La vida ess, entre muchas otras cosas, todo lo que nos rodea. Minervina.
La vida se las arregla divinamente sin nosotros y no nos debe nada. Son nuestras expectativas sobre ella las que fracasan, a veces con demasiada frecuencia. Yo prefiero pensar que se le han fundido los plomos al cosmos, no a mí, que bastante hago con reconocer que no doy una ;)
ResponderEliminarY gracias por el comentario.
A ver, esto no puede ser. Ni hablar de amortajar.
ResponderEliminarQue se fastidien los otros!!!!!
Que está pasando???
Lo de siempre, sólo que esta vez me ha pillado con catarro y las defensas bajas. No puede una bajar la guardia un minuto.
EliminarRecomiendo "sopas de burro cansado": vino caliente con pan y azucar.
ResponderEliminarA la gallega.
Jo con la sabiduría popular, que forma de acertar tan cruda. Mándame la receta al correo porfa, que al final ha resultado ser una gripe con todas las de la ley.
ResponderEliminarSois la monda recomendando platos para el resfriado. Jajajaja. Minervina.
ResponderEliminarEspero que sea lo que cantaba Silvio: "Creía mi alma inservible, pero era cansancio vulgar nada más". Un abrazo de corazón a corazón.
ResponderEliminarTEO
Va a ser eso. Y más me vale.
ResponderEliminarBesos, Teo.