Yo no ceso de maravillarme. Tengo que reconocer que lo de la religión entretiene un rato, a falta de revelaciones de orden místico lo extravagante de la cotidianeidad iguala el éxtasis de la epifanía media. Vamos, que no paro de troncharme con lo que leo en internet y veo en youtube.
Ahora resulta que los creacionistas se han encontrado un aliado inesperado en los conspiranóicos, que dicen que la raza humana es un producto de ingeniería alienígena. A todas estas, el vaticano se ha quedado solo defendiendo al fantasma de Darwin y su teoría de la evolución, aunque el eslabón perdido ni esté ni se le espere, mientras los arqueólogos y antropólogos se rompen la cabeza para un día decir que los Neandertal y Homo Sapiens no tuvieron nada que ver y al otro rectificar y decir lo contrario.
A ver si nos organizamos, que uno no puede andar cambiando de creencias o de bando así como así. A mí francamente me da lo mismo descender de la mona Chita que de la costilla de Adán, o si el responsable fue Yaveh, ET o La Fuerza, pero la madre de una amiga decía que ella no descendía de un mono ni-de-co-ña, que ella se quedaba con lo que decía la biblia, que era más cristiano y además mucho más chic. Me imagino que la pobre señora estará llevando con resignación cristiana las doctrinas de Bergoglio, que es lo que tiene que hacer si quiere seguir perteneciendo al mismo redil, aunque siempre puede convertirse a cualquier iglesia reformista norteamericana de las que abogan por el creacionismo. Ahora que el papa está a partir un piñón con los luteranos seguro que no se lo tendrá en cuenta.
Yo esto no lo veo serio, así que voy a fundar mi propia secta. Había pensado unirme a la religión Jedi o a la de esos que llevan un escurridor de pasta en la cabeza, pero no puedo evitar encontrarlas carentes de ambición, no en vano me crié en la religión católica. Igual hasta consigo que algún estado soberano y soplagaitas me subsidie.
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