No sé si se han dado cuenta, pero estamos peor que en la Edad Media. Y estamos peor porque vivimos otro periodo de oscurantismo en el que parece que se han olvidado las enseñanzas de la Ilustración. No es de extrañar, ya que el siglo XX fué un páramo para el pensamiento donde lo único que germinó fueron los fascismos, dos guerras mundiales y la doctrina del coge el dinero y corre. Y un siglo entero marcado por esos únicos "logros" a la fuerza tiene que resultar involucionista.
Y si no, hagamos un repaso. Antes, el señor feudal, administraba justicia como le daba la gana, recaudaba el diezmo, daba permiso para casarse y hacía uso del derecho de pernada, se cambiaba de rey o de bando según soplara el viento, se apoderaba de lo que quería por las buenas o por las malas y, eso sí, defendía a sus vasallos dentro de las murallas de su castillo cuando los malos venían a hacerle la guerra y a arrasar con lo suyo.
A poco que uno analice el cuento se da cuenta, je, de que sólo han cambiado los nombres y los tipos impositivos. Al señor feudal se le llama ahora politico sinvergüenza o empresario sin escrúpulos; ese tipo de justicia se sigue llamando igual, porque cuando el chiste funciona, para qué cambiarlo; el diezmo ahora se llama IRPF y ya quisiéramos que se hubiera quedado en sólo el diez por ciento; el permiso para casarse hay que seguir pidiéndoselo al patrón (si quieres disfrutar de las dos semanas de permiso que te tocan, que ahora sustituyen a los cuatro palmos de tierra que cultivar para el mantenimiento de tu familia y del castillo) o en todo caso hay que comunicárselo para que el recaudador lo apunte en su libretita; el derecho de pernada se llama ahora acoso sexual en el trabajo, y aunque está perseguido por la ley se sigue ejerciendo con más ahinco ya que los torneos y las cacerías están demodé; lo de cambiarse de bando ahora es transfuguismo; el expolio, expropiación o embargo en cuenta y lo de proteger a los vasallos ha quedado reducido a proclamar la alerta meteorológica y obligarte a quedar encerrado en casa con los niños, porque además también te cierran los colegios.
Pero lo mejor de todo es que para poder perpetrar el engaño con mayores garantías de éxito a la plebe nos han cambiado el nombre por el de sociedad civil. Con esa denominación tan posh se nos quitan verdaderamente las ganas de armarnos de horcas y azadas para ir a ajustarle las cuentas al del castillo, aunque eso no quita para que seamos capaces de elaborar unas pancartas sumamente irónicas y enarbolarlas pacíficamente en la plaza mayor. Las palabras tienen poder, después de todo.
Pero hete aquí que el cambio de denominación no ha calado en algunos y se están dedicando a los escraches a diestro y siniestro, comportándose como unos sans-culotte cualesquiera, ignorando su condición de miembros civilizados de la sociedad. Habrá quien los condene por esa actitud cargado de mil buenas razones y habrá quien los justifique con otras tantas, abriendo el tipo de debate que solo arroja más sombras. Y ya ni siquiera quedan nuevos mundos a los que partir para empezar de cero y reproducir el mismo absurdo. Ya no queda sino meditar cómo no bastardear el lenguaje para que las cosas no sigan igual. O poniéndolo en positivo, que es más claro: llamemos a las cosas por su nombre para enterarnos de lo que estamos hablando y podamos resolver el problema.
A la plebe nos han cambiado el nombre: !qué verdad!
ResponderEliminarahora somos esclavos civiles.
Los sucesivos sistemas o planes, producto de la reflexión y el deseo de mejorar nuestra sociedad me parecen correctos, pero a la hora de aplicarlos siempre hay un problema: la condición humana.
Hace tiempo que dije en este mismo espacio que cuando a las personas se les veta la defensa de sus derechos por cauces institucionales se corre el peligro de que acaben defendiéndolos en la calle.
ResponderEliminarEl autoritarismo del que ha hecho gala este gobierno, gobernando de espaldas a la ciudadanía, haciendo un ejercicio obsceno del rodillo aritmético en el parlamento, donde ya ni comparece para informar de cuestiones políticas de especial trascendencia como el plan de ajustes (que sin embargo se discutió en los parlamentos de Alemania y Finlandia), la desposesión de la función legislativa del Parlamento en favor de la legislación gubernamental de emergencia del Decretazo como via rápida y "low cost" para expropiar derechos… pues toda esa forma de hacer política en medio un contexto de desarme ético e institucional sin precedentes, es peligroso combustible que alimenta las iras de ciudadanos que se ven expoliados, estafados, humillados y, sobre todo, se sienten indefensos ante los abusos de una clase política que se ha creído que la democracia representativa es como un cheque en blanco para que puedan saquear los bolsillos de sus electores durante 4 años mientras mantenemos cajas de ahorros saqueadas por sus compañeros de desfalco por encima de nuestras posibilidades.
Ojalá tuviéramos unos canales adecuados de representación que funcionan de verdad y unos mecanismos eficaces para exigir a los gobernantes responsabilidades por sus despilfarros, sus corruptelas y su mala gestión a través de instituciones de control transparentes e independientes. Pero eso hoy es una utopía en España.
Solo nos queda el consuelo del poder judicial, cada vez de más difícil acceso gracias a la subida de tasas. Se supone que es independiente y de vez en cuando suelta algún varapalo a los gobiernos. Ayer el Tribunal Constitucional de Portugal declaró ilegal la retirada de la paga extra a los funcionarios y pensionistas y las rebajas en el subsidio de desempleo y de enfermedad... y ha sido acusado de desestabilizar el país. Parecido argumento oímos hace unos días con una imputación que se dijo que "daña a la marca España". Si ya ni los jueces pueden hacer su trabajo con sosiego, serenidad e independencia y van a estar siendo sometidos a una sutil modalidad de "escrache" desde el ejecutivo a través de titulares de prensa donde se censura su actuación, se les intenta presionar poniendo a la opinion publica en su contra, acusándolos de desestabilizadores para que no tomen decisiones que incomodan al gobierno ¿Qué será lo próximo? ¿Privatizar la justicia, que resulta que es muy lenta y muy cara...y además hay que evitar que nos salga respondona?
Interesante reflexión que suscribo.
ResponderEliminarGracias a Ella y a Lukanikos por sus comentarios.
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